Ana María de los Ángeles de Marcozzi, toxicóloga perita, cuenta que las autopsias y análisis que los médicos forenses deben realizar son trabajos fríos en los que no conviene involucrar las emociones. Para ella y sus compañeros, es como un trabajo más, aunque esté tan vinculado con la muerte.
Por: José Guzmán Moviglia
Series de televisión como CSI y La Ley y el Orden nos han llenado de fascinación por las escenas de médicos forenses que intentan determinar la causa de muerte de algún caso dudoso. Sin embargo, como afirma Ana María de los Ángeles de Marcozzi, toxicóloga forense y asesora del poder judicial bonaerense, hay poco parecido entre estas representaciones artísticas y la realidad.
¿Qué pasa de verdad cuando hay que investigar un caso dudoso de muerte?
Cuando alguien muere y no se conoce la causa, el poder judicial interviene. Él es el principal responsable en estos casos como los accidentes de tránsito, homicidios, suicidios, sobredosis de drogas, etc. Usualmente, el fiscal llama a un médico forense y un equipo de especialistas técnicos. El médico generalmente realiza una autopsia del cadáver y el equipo toma una muestra del cuerpo para analizarla en detalle. Yo formo parte de uno de esos equipos de especialistas. Juntos, luego, elaboramos un informe que le servirá a los jueces para determinar cómo falleció esa persona.
¿Ustedes entonces son como detectives que disciernen la causa?
Para nada. El fiscal da una instrucción concreta al médico y su equipo sobre lo que exactamente deben analizar. Nosotros solo seguimos esa consigna, esos “puntos de pericia”; no nos dedicamos a ser Sherlock Holmes. La justicia se ocupa de setenciar cuál fue la causa, pero para poder hacer eso bien, necesita conocer algunos detalles técnicos. Ahí, él nos llama para que describamos y analicemos esos datos que él no tiene la capacidad de conocer.
¿Conocen algo de la persona para poder describir mejor esos datos?
Solo lo necesario y relevante a lo que se nos pide. Obviamente, hay una ficha con características biológicas del cadáver que el médico de la autopsia nos entrega con la muestra para analizar. Pero además de eso, solo tenemos la información que el fiscal vea como útil darnos. Por ejemplo, si la persona había sido alguien que trabajo en el campo durante mucho tiempo, es probable que su cuerpo esté afectado por agroquímicos e insecticidas, y eso a nosotros nos sirve. Ahora, en cuanto a cuestiones de su vida familiar y otros temas personales, no recibimos nada. A lo sumo, nos enteramos después por los medios si es un caso famoso.
¿Es difícil el oficio sabiendo que esa muestra viene de una persona muerta?
Si todo el tiempo estuviéramos pensando en esa persona muerta, este trabajo sería imposible. Por eso, si bien siempre mantenemos el respeto, hay que ser algo fríos en este laburo. Después de todo, lo que nos encargan hacer es bien técnico. Venimos al laboratorio, analizamos las muestras, redactamos el informe y completamos el papeleo. El que no tenga templanza y seriedad no puede trabajar acá. Hay que evitar tanto el involucramiento sentimental como la indiferencia y falta de respeto.
Además de la autopsia y el análisis de la muestra, ¿hay más tareas?
La autopsia y el análisis es lo más llamativo. Es lo que siempre sobresale para la ficción, pero buena parte del trabajo también es burocrático. Si ya en un trabajo médico normal hay mucho papeleo, imagínate cuánto más cuando tenemos a la justicia en el medio. Todo tiene que estar registrado, así que la parte administrativa va a la par con la parte técnica. También tenemos que ocuparnos de cuidar muy atentamente todos los equipos y el estado de las muestras. Si la muestra se confunde o si el refrigerador donde está conservada tiene problemas, hay que solucionarlo. Si no, empieza a haber problemas de identidades confundidas o análisis mal hechos.
¿Ayuda la representación más fantasiosa de este tipo de trabajo en el arte y los medios?
Confunde a algunas personas, pero tampoco el efecto es grave. A lo sumo, piensan como mi hermano que hacemos cosas de espías y detectives. Es gracioso que lo vean así cuando para nosotros se siente como un trabajo más. Aunque estemos cerca del crimen y la muerte, es tan técnico y especializado lo que hacemos que nos permite estar más tranquilos. Tal vez los fiscales y los de la morgue la tienen más complicada.
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